viernes, 25 de septiembre de 2015

Byzantium de Neil Jordan

                                               


El irlandés Neil Jordan decide cerrar, momentáneamente, su mirada cinematográfica sobre la esencia fantástica. Cuando hace ya diecinueve años de su estética adaptación de la obra de Anne Rice “Entrevista con el Vampiro”. Jordan es conocido por el público principalmente por su film “Juego de Lágrimas”, fábula situada en el conflicto irlandés. Huyendo servicialmente del cliché, Jordan ha decidido dar una última vuelta de tuerca al universo hemoglobínico, y se permite todas las licencias literarias posibles para enriquecer y sacar del anquilosamiento la mitología del chupasangre, tan revisitada por productos con vampiros con las hormonas alteradas que brillan al sol (Crepúsculo) o tratan de alimentarse de alimañas. Jordan se apropia del universo nosferatu de la dramaturga Moira Buffini, donde los vampiros al uso dan un giro de 360 grados.
 En primer lugar la conversión no tiene lugar al modo habitual: un mordisquete directamente a la carótida y bienvenido a la familia. Las vampiresas protagonistas de Byzantium utilizan una larga uña del pulgar para sondar artesanalmente las arterias del respetable. Aparte de esta incursión espelelológica, el acceso al universo de las sombras se realiza siguiendo un mapa que les lleva a una isla remota. En una cueva tiene lugar el encuentro con un doble ¿benefactor? que les concede la inmortalidad. Aquí Jordan y la guionista mixturan el material del universo transilvano con la mítica del doppelgänger. El doble que todos deberíamos tener en un universo paralelo. Edgar Allan Poe escribió un magnifico cuento sobre este gemelo, un doble pertinaz, en su magnifico William Wilson. Esta es uno de los mejores “Relatos extraordinarios” del autor, ya que confluyen los dos protagonistas en un marco espacio-temporal y establecen una relación que termina negativamente para ambos. En el campo del cine una poética obra como “El Estudiante de Praga” también se aproximó al componente duplo de la personalidad en clave de terror. 

Huyendo de cualquier versión truculenta o tarantiniana del mito, las vampiresas de Byzantium están condenadas a pasar la eternidad junta. No poseen poderes extraordinarios y además se ven obligadas a trabajar.
Gemma Atterton (imposible una vampiresa más sensual) trabaja como prostituta para mantener a su hija y a ella misma. Aquí Jordan aprovecha para la crítica social descarnada. La madre; convertida en prostituta durante las guerras napoleónicas por un militar; le dice a la hija ante sus reproches: “En que otra cosa podría trabajar”. Nada ha cambiado en el mundo. Byzantium es un ejercicio sobre la memoria. 
La memoria que una soberbia Saoirse Ronan (no se puede decir más con menos gestos) vuelca en las cuartillas que escribe cada día, arranca y lanza por la ventana contando su historia de siglos. ¿Cómo es la memoria de alguien que es inmortal? Para alguien que vislumbra el tiempo como una repetición constante de lo ya vivido. Jordan soluciona visualmente este devenir agónico (la inmortalidad es lo que tiene) a base de planos en espejos y ventanas, a los que se asoman las protagonistas, que se reflejan en los espejos. Otro tópico hecho añicos. Hay violencia y sangre a borbotones, pero no chirrían en el conjunto, ni rompen el halo de poética enfermiza, pausado, que nace de la relación entre Saoirse Ronan y un adolescente terminal (y viscoso), interpretado con maestría por Caleb Landry Jones. Toda la narrativa es un canto al miedo a la soledad. Jordan apuesta por un cromatismo irreal, reflejando la sordidez y una belleza siniestra de atmósfera opresiva, apoyada por la lánguida fotografía de Sean Bobbitt (12 años de Esclavitud, Shame, Hunger). La Aterton es un animal cinematográfico como ya demostrara sobradamente en "Tamara Drew". En cuanto a Saoirse Ronan, crece como la espuma oceánica, desde sus papeles adolescentes, consiguiendo interpretaciones intensas (esos ojos, Dios mío) sin necesidad de aplicar excesos y desmesuras (Desde mi cielo, Hanna, Camino a la Libertad). Esta actriz parece escapada de un cuadro de Dante Gabriel Rossetti. Sublime el duelo de Eleanor con la profesora leyendo las páginas del trabajo en el colegio donde ella le cuenta su verdadera historia. Consigue transmitirnos el terror de la mujer, mirando al rostro prerrafaelita de Saoirse, en un “tour de force” inolvidable. Neil Jordan opta por elegantes flashbacks donde se cuenta la historia pasada de las protagonistas, alternando con los descubrimientos en el presente. En esta narración reconstructiva, el director aprovecha para sacar toda su artillería lúgubre y barroca. Lo hace de modo elegante, y en esta rememoración la fábula gana muchos puntos. No falta la retroalimentación y los referentes fílmicos. En una de las secuencias, Eleanor apaga con desgana y hastío el televisor donde se puede ver una escena de “Drácula, Príncipe de las Tinieblas” de Terence Fisher, en un divertido juego metacinematografico. 

Los mordedores clásicos parecen aburrirle. En cuanto al nombre de Clara, puede rastrearse una estela genésica en la novela “Carmilla”, escrita por Sheridan Le Fanu, donde aparece por primera vez en la literatura una vampiresa. Otra de las opciones elegidas por la guionista, es el rechazo de la mujer vampiro por parte de una hermandad de vampiros masculinos, que las repudia y trata de destruirlas. Nunca había sido tan mal tratado el género femenino colmilludo desde la aparición espectral de las tres arpías en negligé en el “Drácula” de Bela Lugosi, luego remedadas por Coppola en su versión, aunque mejoradas (las tres macizas del gineceo coppoliano eran la Belluchi, Michaela Bercu y Florina Kendrick). Como para no dejarse hincar el diente. En los últimos años apreciables producciones como “Déjame Entrar” (2008), remakeada ¡como no! en los E.E.U.U, realizaron notables variaciones del imaginario vampírico. No anotaremos en estas aportaciones los adolescentes de hormonas alteradas por la purpurina en la saga juvenil de Stephanie Myers. 

Otro de los tributos a la mitología es el rol desempeñado por Eleanor como “ángel exterminador” que es identificado por ancianos y enfermos desahuciados, para que les ayude a la transición sin dolor, succionando su sangre. La banda sonora de Javier Navarrete acompasada con las hechizantes imágenes de este mundo en decadencia donde hasta el nombre del hotel “Byzantium” es un juego cronológico con el crepúsculo del imperio romano de oriente. 
En algunos países ni siquiera se ha estrenado esta película, que sin llegar al lirismo y precisión de aquel cuento de hadas pervertido (cuento dentro de otros cuentos) titulado “En Compañía de Lobos” (vertiente británica e intimista) donde una adolescente concentraba las personalidades de Alicia y Caperucita, o a la precisión narrativa de “Entrevista con el Vampiro” (vertiente superproducción del autor). Byzantium es una, más que notable, y poética muestra de buen cine, aunque con final acomodaticio. 

El espectador puede quedarse con lo mejor del fantástico de Jordan (mencionado anteriormente) o disfrutar de su creación más realista con las excelentes “Juego de Lágrimas” o la efectiva “Michael Collins”, relato irlandés encumbrado por la gracia de Liam Neesom. Sin olvidar la curiosa “En mis sueños” con un atípico Robert Downey Jr. Aunque parte del auditorio se decantará por la comercial/traspiés, en manos de desnortada Jodie Foster “La Extraña que hay en mi” o la poética “Ondine” con sirena incluida. 

El autor se homenajea en el film a si mismo, con la capucha roja que utiliza Saoirse Ronan, recién salida del licantrópico cuento. Metáfora sobre el tiempo y sus consecuencias. De como el reloj afectaría a la inmortalidad. Palabras mayores.

La Banda Sonora

El turolense Javier Navarrete (El Laberinto del Fauno, Furia de Titanes) firma la partitura de esta cinta, con el añadido de standards y canciones. La diferenciación temática está bien definnida. El uso de música electrónica y zumbidos, frente al bloque orquestal donde la cuerda y el conjunto coral son la marca de clase. De la melancolía al tenebrismo. Del efectismo del conjunto vocal a la evocación de las obras utilizadas de otros autores como “Sonata in C Major, Opus 2, Nº 3 del maestro alemán Beethoven. A destacar la fusión perfecta entre las imágenes y la partitura. La atmósfera opresiva, oscura, permite destilar notas lúgubres o intensas. Los momentos de añoranza también tienen su movimiento en este score, donde tienen cabida incluso interpretaciones de Atterton como la tradicional: “El Sepulcro Inquieto” o la voz de Etta James en “Do not Cry Bebé”. A destacar “The coventry Carol” una coral de voces empastadas, de atmósfera catedralicia. Polifonia “de qualité”.



El tema “Eleanor´s Dream” una mezcla de teclado y coral electrónica escalofriante con efectos atemporales.
My Mother. Evocadora y sensible en su sencillez armónica.
My Mother Was Dying. La sección de cuerda es el juego. Evocadora y romántica. En la sección final el teclado cambia la atmósfera y la vuelve densa y opresiva.
 
Navarrete tiene experiencia en la creación de atmósferas como hizo en la excelente “El Espinazo del Diablo”, cuya soundtrack fue nominado a los Premios Goya y Oscar en 2006. Ganó el Emmy con el telefilm interpretado por Nicole Kidman y Clive Owen “Hemingway & Gellhorn, una mascarada impropia de la cadena HBO capaz otrora de series como Roma o Boardwaldk Empire. Una historia de amor entre el escritor y la periodista (germen de Por Quien Doblan las Campanas) preñada de tópicos, con una guerra civil/wenstern, protagonistas caricaturescos y perdidos, con profusión de lugares comunes. Nada de esto resta méritos al pentagrama de Javier Navarrete. En esta banda sonora, evocadora y dramática, encontramos desde canciones tradicionales “Red River Valley” con una precioso arreglo, que se repite después con el nombre de “Jarama Valley” (versión Brigadas Internacionales). 


Gran habilidad orquestadora en temas como “Real Hoenymoon”, utilización de guitarra española o del folklore patrio: “Ay Carmela”. Una partitura artesanal con temas electrónicos de voces humanas en “Dachau” o “La Alegría de Riego”, de hispánicos y folklóricos aires. La pieza “No ha muerto aún”; viento y cuerda; es una hermosa despedida en tonos sepia. Completa un excelente álbum, donde también encontramos temas interpretados por la cantante afro-peruana Marina Lavalle (Amado), hermoso homenaje retro, con aires caribeños en una poderosa voz. Iniciado en la música electrónica con músicos como Eduardo Polonio o Carles Santos. Después pasó al minimalismo electrónico.

 
An Empty Island. Melodía misteriosa, coros lejanos, totalmente acorde coros lejanos, sonidos atmosféricos y predominio de lo electrónico.
Clara Inmortal: Lo mejor del score. Coros, cuerda y atmósfera turbia.

Dentro del film también se escuchan otros temas no compuestos por el autor.
Coventry Carol. Bellísima coral tradicional interpretada por London Voices.
El Sepulcro Inquieto y Su Bebé se ha ido por el Desagüe, son interpretados por la protagonista Gemma Arterton.
Etta James se encarga de Do Not Cry Bebé.
También se pueden escuchar el “Claro de Luna” de Debussy, además de Shostakovich, Schubert, y el omnipresente leitmotiv de la Sonata in C Mayor, Opus 2, Nº 3 de Beethoven, interpretada por Simon Chamberlain. Un adagio que a primera vista no tiene nada que ver con el resto de a sonata. Finaliza el movimiento en pianíssimo.
Chamberlain (Cisne Negro, El Caballero Oscuro) también fue orquestador adicional en la película de culto “Dark City”..
Una banda sonora de tonalidad oscura, cuya paleta acompaña el tono decadente y malsano, mixturándose con acierto con la excelente fotografía.

 

 Byzantium (2013) Soundtrack Score
Composed by: Javier Navarrete
Tracklist:
01. Main Titles (01:42)
02. Secrets (02:51)
03. No One (01:51)
04. The Coventry Carol (01:05)
05. Sonata in C Major, Opus 2, No. 3 - Adagio (02:10)
06. Hotel Byzantium (02:00)
07. Eleanor's Dream (01:43)
08. Hunters (01:50)
09. Steal Something from Her (02:20)
10. My Mother (02:30)
11. Whore (03:07)
12. Thirst (01:08)
13. You Came for Me (02:10)
14. At School (02:07)
15. It Would Be Fatal (01:47)
16. My Mother Was Dying (04:39)
17. Ancient Knowledge (01:45)
18. An Empty Island (04:06)
19. Betrayed (00:59)
20. As Darkness Fell (03:07)
21. My Mother Saw Her Chance (00:46)
22. Iʼm Sixteen Forever (01:21)
23. Birthday Gift (01:42)
24. Clara Immortal (04:51)
25. Love Dark (02:30)

26. Blade from Byzantium (05:55)

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