viernes, 13 de enero de 2017

Más allá de las Montañas. Meditación sobre el tiempo

  

Una misma canción. Tres tiempos distintos. Tres personajes que rememoran el “Bande á Part” de Godard. No es extraña al cine de Jia Zhangke; uno de los más reputados de la “sexta generación”; au enorme capacidad de transmitir emoción. En este caso la misma melodía que abarca la vida y relaciones de tres personas, sirve como prologo y coda final para el recorrido vital de tres almas que forman un triangulo. Jia manipula el espacio y las sensaciones con sus habituales fueras de campo, su estiramiento del tempo y su transmisión de turbación; más con la propia puesta en escena; que con los diálogos o acciones directas de los personajes.

 El director es un notable cronista de la vida cotidiana de China, de los efectos que tienen en sus habitantes los cambios, culturales, el crecimiento, el éxodo que ya retratara en obras anteriores como “Naturaleza Muerta” o “The World”. La critica a la economía comunista en “Historias de Shangai” (2010), le han convertido en el escriba transmisor de una época convulsa y llena de mutaciones, globalización y olvido de las raíces. Como lo fuera otrora el Fassbinder cronista de la Alemania moderna. Para este melodrama de raíces clásicas sobre la desubicación, el director emplea su capacidad de trasmitir grandes etapas de tiempo con historias mínimas, de envolvernos en las pequeñas historias sentimentales, de narrar ese fluir de distintas épocas en un modo (aparentemente) sencillo han convertido en Jia en el mascaron de proa del nuevo cine asiático. El director apuntala sobre la interpretación su edificio narrativo: el prodigioso cambio de registro de Zhao Tao, la sobriedad de Sylvia Chang. El guión desarrolla tres etapas históricas. 

Tres actos dramático que transcurren entre la clásica escenografía “jiaziana”: minas, areniscas, páramos, extrarradios, etc. Pero lo refuerza con distintos formatos de pantalla ((4:3; 1:85 y 2:35) para diferenciar los procesos interiores y mundanos de este “qingyi”, nombre chino para definir al género de amor y relaciones. Sin olvidar la utilización de la paleta cromática para diferenciar las épocas. Colores más vivos en la etapa inicial, llena de esperanza e ingenuidad. Tonos más opacos y diluidos en los otros actos, incluyendo los créditos en el inicio del segundo acto con fundido a negro. 

El uso de planos largos y tempo de adagio, condicionan el paso de las Estaciones. Esta película-río es un canto a la vida y sus consecuencias, al devenir de las cosas. Al irrefrenable proceso de cambio a que todos somos sometidos. La terrible permutación de la dictadura del comunismo por la del capitalismo, la tecnología y el avance industrial. Sus consecuencias en las generaciones posteriores, pérdidas y desnortadas., la desmembración de la familia tradicional. Narrada con contención oriental (incluso en los diálogos) y sutileza, a pesar de lo tormentoso de la relaciones. Desfilan por la pantalla, el olvido de la clase obrera, el furor del capitalismo, el abandono de las viejas costumbres. Excelente banda sonora, compuesta por el japonés Yosihiro Hanno, que tiene una larga trayectoria en la música electrónica. Ha publicado varios discos. En el año 2011, dirigió la película “Ugly”. 

La BSO es melancólica e intensa. El “Go West” deviene celebración de la vida y la alegría en el prólogo y de ¿la búsqueda del tiempo perdido? en el epílogo. ¿Quién sabe? Y es que en esto consiste el cine de Jia en sacar al espectador fuera de campo, mientras en un páramo desolador del extrarradio, Tao Zhao (esposa y musa del director) enlaza pasado y futuro en una leve y melancólica coreografía, bailando ese extraordinario “Go West” de Pet Shop Boys. (tal vez metáfora de la diáspora china) Quizás el río de la vida tan sólo sea eso: recordar cuando hacíamos “la conga” sin prejuicios, sin miedo al futuro al ritmo electrónico de los Pet Shop Boys,,,


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