Con
un programa cimentado en la polifonía mortuoria en la frontera lusitana, el
grupo vocal Olisipo; que toma su nombre
de la antigua denominación de Lisboa; desgranó
un repertorio de gran belleza y dificultad, donde se recreaba una Misa
De Réquiem Ibérica en los albores del siglo XVI. Algunos autores, consideran la
primera Misa de Réquiem de autor ibérico, la que fuera escrita por Pedro de Escobar. Nacido
en Évora y autor de un Réquiem a cuatro voces masculinas, que se encuentra en un
manuscrito de la catedral de Tarazona. Probablemente fue compuesto para los funerales de
algún miembro de la familia real castellano-aragonesa. Según la musicóloga Tess
Knighton, fue el Réquiem que se cantó en las exequias de la Reina Isabel La
Católica el año 1504. El grupo “Olisipo” dejó patente el empaste de sus voces,
su dominio del tempo y de las distintas líneas melódicas que se entrelazaban y
mixturaban con enorme belleza. Comenzó la agrupación ofreciendo una espléndida
interpretación de los “Responsorios de Maitines de Viernes Santo”. Escritos por
un evorense: Francisco Martins. La agrupación enlazó los nueve responsorios; de
hermosa armonía y marcado efecto dramático; que compusiera el que fue maestro
de la catedral de Elvas. En el libro de Cuaresma, 4vv, tan sólo refieren “8
Responsorios de Semana Santa”. Ribeiro,
Mario Sampaio (1954), 8 responsorios
de Semana Santa: “Francisco Martins a transcribir a notación moderna y
revisada por Mario de Sampayo Ribeiro. Lisboa: Sassetti.”
De especial sentimiento y hondura en la
interpretación, resultó el último salmodio: “Caligaverunt”, engrandeciendo la belleza
trágica de los melismas del día de la Pasión. Sobre Martins existe una anécdota
relacionada con un tal Remigio, músico de la catedral de Badajoz, que respondió
ante la siguiente copla, compuesta al Santísimo Sacramento por el portugués:
La facilidad es sol la
La que luze en mi letrilla
Mi re, y re mi re se toda
Pues es so la peregrina
Ante
el hermético chiste, el pacense había respondido componiendo un villancico
sobre las seis notas del hexacordo natural. Al parecer el maestro luso, le
respondió con otra letrilla juguetona.
“Versa
est in luctum”, de Estêvâo Lopes Morago,
abrió la segunda parte de este recorrido musical por la “raya” hispano-lusa y la formidable "Escuela de Évora".
El compositor Estêvâo Lopes Morago (en
realidad Esteban), nació en Vallecas, anduvo por la Catedral de Badajoz y fue
alumno del maestro Phelipe de Magalhâens (Azeitâo. 1571). Su obra, de gran
audacia armónica, tiene querencia por la disonancia. En el impresionante motete
de difuntos interpretada por Olisipo “Versa est in luctum,” pueden rastrearse
sacudidas repentinas de homofonía rítmica, que son típicas de algunas de sus
obras, ancladas en el Stile antico (proto-armónico). Este posicionamiento
estético le permitió componer algunas de
las partituras más espirituales de la polifonía lusa. El lamento de Job en “Versa est in Luctum” destila
una melancólica belleza:
A minha cítara converteu-se em pranto,
e a minha flauta em lamentações:
Tende piedade de mim, Senhor,
pois nada são os meus dias.
Es recomendable acercarse al excelente estudio sobre Estêvâo y la utilización de la música ficta: Musica
ficta and Implied Chromatic Inflexions in the Music of Estêvão Lopes Morago de Pedro
Sousa Silva.
Incluyó
el programa obras del clérigo pacense Juan
Vázquez: Kyrie, Agnus Dei, Sanctus,
etc, de su enciclopédica composición exequial titulada “Agenda Defunctorum”. La
única composición sacra del autor que ha llegado a nosotros. Una extensa obra abrumada por el
éxito en vida de su vertiente profana. Casi todos los episodios polifónicos de la “Agenda”
están basados en alguno de los temas del canto llano. En las partes a voces,
Vásquez hace uso alternativamente del estilo homofónico y del estilo polifónico
con sencillez y maestría.
Duarte Lobo se halla a caballo entre el renacimiento y el
incipiente barroco, siendo el autor más famoso de su época. El grupo luso interpreto´ “Sequentia-Dies Irae”. Duarte Lobo (también estudio en Évora), se mantuvo al
margen de las directrices vigentes en Italia, a pesar de vivir en época de auge
del barroco. Alejado de los experimentos de Monteverdi, siguió componiendo con
la técnica renacentista de Palestrina, pero agregando disonancias más modernas.
De este modo se convierte en un híbrido fascinador que mira hacia las dos
épocas desde sus obras. Musicalmente,
Portugal se queda durante mucho escribiendo al "modo antiguo" porque no hay nadie
que venga a modernizar la polifonía. Como si sucediera en España, con la arribada
de Tomás Luis de Victoria. La española era una cultura muy hermética,
religiosamente hablando. Victoria trae otra luz de Italia que consigue permear
el “cerrado y sacristía” de la música patria. Mientras tanto. Portugal mantiene en su
polifonía una sensación de penumbra y cerrazón de la propia sociedad
portuguesa. A cambio, las partituras resultantes son muy íntimas, intensas, preñadas de un oscuro misticismo. Así
se mantiene durante muchos años. Resulta difícil percibir en ella
verticalidades como las que se puede encontrar en la polifonía italiana. Esas
grandes amplitudes de tesituras, que de repente nacen, y donde las voces parece
que se van al cielo. Lobo recibe bastantes influencias de la escuela
franco-flamenca, con su canto firme y técnica canónica y de los
post-tridentinos.
Estêvâo de Brito (1575-1641). Aunque en otras referencias data como
nacido en 1577. Estudió con Filipe de
Magalhães en la Sé de Évora. Estêvâo de Brito utiliza, en general, en
sus motetes frases cortas de dos a cuatro notas y se desarrolla en estilo
imitativo a través de las diferentes voces. Es una música en general muy viva,
También usó una variedad de valores de notas como semicorcheas y ritmos
punteados que aparecen en lugares especiales, dentro del texto, para resaltar
algún pasaje específico. Para ser maestro de Capilla de la Catedral de Badajoz
se vio obligado (desde el reinado de
Felipe II, requería la probanza de la limpieza de sangre) a demostrar dicha
limpieza, ya que el cabildo pacense formulaba esta exigencia. Así pues Esteban de Brito viajó a Portugal para obtener los comprobantes necesarios.
Durante su estancia en Málaga con cargo equivalente al de Badajoz, se destapó
como bastante indisciplinado, reuniendo multas y llamadas de atención del
Cabildo.
Frei Manuel Cardoso. Los intervalos aumentados, junto con las relaciones
falsas y ciertas inflexiones cromáticas en cadencias, eran rasgos permanentes
del lenguaje del organista Manuel Cardoso.
Su manejo de las técnicas puramente renacentistas era más variado. Con líneas
melódicas largas no alterados por cadencia. Juega con las contradicciones
cromáticas, tan al uso entre los compositores ibéricos de la época. Este peculiar estilo mixtura una ambigüedad tonal con entradas inesperadas e intervalos cromático. El “Ofertorium” da lugar a contrapuntos muy vivos, pero la
atmósfera de placidez y devoción predominan en esta “Missa pro Defunctis” a
ocho, homófona y sencilla, de armonías, coloración y modulaciones personales. Del
Frei Manuel Cardoso se puede
encontrar una excelente grabación realizada por The Tallis Scholars. La agrupación vocal “Olisipo” interpretó, con
la intensidad requerida, el
Responsorium-Liberame, Domine a cuatro. La única parte SATB de esta misa de réquiem para seis voces
(SSAATB), que se incluye en el libro de misas de 1625
Canto llano en
estado puro. Heredero del dominio del contrapunto de su maestro; Manuel Mendes; Cardoso utiliza para el revestimiento de sus obras un lenguaje expresivo,
técnicas muy propias y estética audaz.
Atrevimientos sonoros que no practicaban sus contemporáneos
portugueses. Por ejemplo, el uso frecuente de la disonancias, consonancias y
cromatismo contradictorio, con un manejo poco ortodoxo del sistema modal. Fue Cardoso quien mezcló con éxito el antiguo y
el nuevo, produciendo su propio estilo de gran carácter. Las “Misas” de Cardoso utilizan la técnica
renacentista de "parodia". Es decir, se construyen a partir de material
musical preexistente. Misas del primer libro se basaron en los motetes de
Palestrina. El "Libro de varios motetes" (1648) incluye las lecciones
de la Semana Santa. Tal vez las obras más conmovedoras del manierismo musical
portugués.
Lamentablemente muchas de sus creaciones, fueron destruidas por el
terremoto de 1755. Este responsorio ofrecido por “Olisipo”, es de efecto
hipnótico y se despoja de las seis voces de la misa, para pasar a SATB (soprano
/ alto / tenor / bajo), en brazos de una repentina austeridad que nos lleva de nuevo a
la temas solemnes tratados en el texto. Sobre este freire se encuentran en el
Archivo Musical de la Catedral de Sevilla el Libro de facistol nº 21: Misas de
Manuel Cardoso. Códice impreso sobre papel de 126 folios. Contenía dos obras
para el rito de la Aspersión: Asperges y Vidi aquam, siete misas, dos motetes y
el responsorio “Libera me Domine”. Se
encontraba en muy mal estado y estaba ubicado en la capilla de la Granada. Cardoso
era el compositor portugués más difundido de su tiempo, su reputación habría
sido más internacional si la editorial de Amberes (Plantin) hubiera aceptado una
oferta que Cardoso hizo en 1611 para publicar sus obras. Al final, Plantin
demostró ser demasiado costoso para este compositor relativamente provincial. Lo que le hizo que su música fuese menos cosmopolita que la de sus coetáneos.
Se
encuadró este concierto dentro de las actividades que el InDiCCEx lleva a acabo
para rescatar la polifonía “rayana” y el patrimonio musical fronterizo.
Destacar la excelente fonética del coro, su balance y elegancia. La capacidad
de transmisión y estilo depurado, que trasladó al público a aquellas grandes
exequias que se oficiaban en catedrales y capillas, donde todas las vanidades
mundanas se elevaban al cielo. Al igual que se elevaban los melismas que esta agrupación regaló al
público pacense.
Grupo
Vocal Olisipo:
Elisa
Cortez (Soprano)
Lucinda
Gerhardt (Mezzo)
Carlos
Monteiro (Tenor)
Armando
Possante (Barítono y Dir.)
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