lunes, 13 de marzo de 2017

Carmen Solís (Soprano) Eduardo Moreno (Piano). Ciclo Juan Vázquez. Coplas de Pastor Enamorado


     
Culminó el ciclo dedicado al músico pacense Juan Vázquez con el concierto de la  Soprano Carmen Solis y el pianista Eduardo Moreno, ofreciendo un paseo musical acerca de la visión que algunos compositores del s.XX tuvieron sobre los poemas escritos por los grandes literatos del Siglo de Oro y también sobre su reivindicación de la polifonía renacentista.

Comenzó la primera parte con "Canciones" de Joaquín Rodrigo, una especialización dónde el maestro alcanzó las más altas cotas estéticas pese a ser conocido por otras obras. En las “Canciones”, Joaquín Rodrigo muestra con creces su oficio, el respeto por las épocas y nivel literario de los textos, para un género que requiere de interiorización y sutileza. Desde el verbo áureo de Lope de Vega, el misticismo de San Juan de la Cruz en la profunda ternura del "Cántico de la Esposa", una cima de la música española. Obra evocadora, de recitado lento que rememora lo mejor de la música tardo-renacentista, junto a la anónima "Canción del Grumete", dónde el compositor elude los arcaísmos para adentrarse en un lenguaje lleno de sutilezas armónicas osado y justo, con un piano preciso de nítida melodía. Rodrigo consigue la creación de un "Lied" de marcado carácter hispano, pero con vocación de universalidad.



Tras una hermosa iniciación pianística las "Coplas del Pastor Enamorado” ofrecen un recitativo triste y adusto. Rodrigo, repite al final la primera de las cinco estrofas  y refuerza con cambios modales la (aparente) falta de expresividad, en la que el poeta canta a la naturaleza, (riberas, valles, aguas, etc) El historicismo en que se imbuye el maestro, revisitando la tradición española, le conduce a una recreación de obras conocidas.
"La Canción del Grumete" fue un encargo del director cinematográfico Abel Gance para su monumental obra "Napoleón". Está basada en una canción infantil
Rodrigo obtiene una pieza sosegada y dulce, de claras armonías y arpegiados acordes en la estrofa final.

Canción del grumete (Anónimo)
En la mar hay una torre,
y en la torre una ventana,
y en la ventana una niña
que a los marineros llama.
Por allí viene mi barco,
que lo conozco en la vela,
y en el palo mayor lleva
los rizos de mi morena...

En "Pastorcito Santo", dedicado a un gran amigo de  Rodrigo, (el doctor Jack Schermant,) la conjunción de poesía, sensibilidad y ternura alcanzan elevadas cotas. Victoria de los Ángeles haría una notable creación sobre este texto de Lope de Vega, de precioso y célebre estribillo: ¿Dónde vais que hace frío tan de mañana?



Del Barcelonés Fernando Obradors, se interpretaron una selección de las obras que le han dado mayor reconocimiento su ciclo de "Canciones Clásicas Españolas". Las coplas de Curro Dulce; de vasta raigambre andaluza en su armonía; que comparte con "Al Amor", evocadoras melodías de patios de cal y estrechos callejones. Esta obra también se titula "Chiquitita la Novia". Curro Dulce fue un cantaor gitano de Cádiz de mediados del siglo XIX. Con voz natural de gran poderío, fue gran maestro de la caña cuyos dejes se traslucen en la creación de algunos estilos de siguiriyas atribuidas a él.

La Mi Sola Laureola, intabulada por Miguel de Fuenllana.
(De “Cancionero de Palacio” Juan Ponce, 1480?-1521?)
Además el dúo deleitó a los espectadores con la tradicional “Tres Morillas”, “La Guitarra sin Prima”, de origen extremeño, “Con amores la mi madre” y “Al Amor” de Cristóbal Castillejo.
 
En la segunda parte del programa se interpretaron obras del que fuera director de la orquesta municipal de Barcelona: Eduardo Toldrá. Notable cambio estilístico para canciones tan hermosas como ”Madre, unos ojuelos vi”. Expresión inflamada de un lozano enamorado y despechado, cuyas demandas de amor no son atendidas por su amada. Obra con una escritura transparente y efectiva, que se traduce musicalmente en un motivo de terceras descendente, y que se instala como leitmotiv principal y conductor de la pieza.  



También sobre un texto de Lope de Vega, se pudo escuchar una de las más admirables canciones navideñas que se hallan escrito: "Cantarcillo", cuyo texto es la famosa poesía; " Pues andáis en las palmas, ángeles santos", que fue traducido al alemán por Geibel, y utilizado también por los famosos Johannes Brahms y Hugo Wolf. Toldrá se mueve en los cánones del Noucentisme, de raigambre catalana y con trascendental influencia francesa. “Seis Canciones en lengua castellana" fueron compuestas entre 1940/41. Encargadas por el librero y editor Josep Porter. La “Canción de Concierto” es una forma que adquiere notables niveles de calidad en el ámbito hispano, siendo Eduardo Toldrá, uno de los más grandes compositores de la esta forma. Una canción culta moderna, con referencias a la poesía de Baudelaire o Rimbaud que, en España, continúa con el  modelo francés y el alemán, buscando la música en verso.
 

Los "Madrigales Amatorios", son composiciones de gracia leve, dónde el adaptador nos propone un retorno al renacimiento y una evaluación novísima del arte hispano de la época. Aquí, Joaquín Rodrigo consigue hacer "algo muy nuevo y muy antiguo a la vez" (Carlos Gómez Amat). El buen gusto del maestro impide la desvirtuación de las obras. “Con que la Lavaré” y el madrigal “Vos me Matasteis” están recreados con sencillez.  “De donde venís amore” ya había sido intabulado por Enríquez de Valderrábano, al modo que los vihuelistas del  Siglo de Oro denominaban llamaban "tañer compostura". Es decir, sobre obras ya compuestas vocalmente. Esta pieza tiene una escritura vocal trabajada y muy exigente. Los “Cuatro Madrigales Amatorios” (1947) tan sólo incluyen unos puntuales elementos de modernización sobre la obra fecunda de Juan Vázquez.
 


Con "De los Álamos Vengo" se alcanza la cumbre del “rodriguismo”. La recreación efectuada por el maestro  es riquísima, sublimando la excelente partitura original, y permitiendo el lucimiento vocal de Carmen Solís, largamente aplaudida.
El grupo de compositores responsables de este nuevo impulso romántico, utilizan la depuración del folclore como punto de partida. Desarrollaron un “Lied esencialmente español, en una “simbiosis entre lo popular y lo culto”. La Canción de Concierto es eminentemente profana, de carácter poético. En Francia e Inglaterra desemboca en el madrigal (vía canción polifónica) y en nuestra patria adquiriría modos propios como la tonadilla y otras variedades. Siempre jugueteando el lirismo con lo popular, dotándolo de un tratamiento refinado.  
La soprano hizo gala de un potente instrumento, una respiración controlada,  gran peso en el registro central y hermoso color, acompañado de un soberbio vibrato. El pianista Eduardo Moreno, consciente de la humildad que requiere el reclado en este estilo, elevaba notas cristalinas para recogerse en un hermoso segundo plano, en perfecta simbiosis con la voz.
 

Como colofón, Carmen Solís deleitó a los presentes con una pieza “que no necesitaba presentación”. Su interpretación de Vissi D´arte, el aria para soprano por  excelencia de la ópera “Tosca”, levantó numerosos aplausos. Este fragmento (el único en solitario de la ópera) es un andante doloroso, apasionado (dolcíssimo, requiere la partitura). Casi una oración para lucimiento de “legato”. Allí Puccini vierte toda la amargura y laceración de la protagonista, en una pausa que es al mismo tiempo una brusca ruptura estilística y dramática del clímax, hasta el punto que el autor sopesó eliminarla de la ópera. Su repentino “diminuendo”, la autonomía del aria que cambia desde un mordiente allegro anterior, a un Appassionato lento Andante, inquietaba al compositor que, afortunadamente, se equivocaba en su apreciación y mantuvo el aria.  

La interpretación de Carmen Solís hizo vibrar (literalmente) las paredes del Salón Noble de la Diputación con esta hipnótica aria del acto II de Tosca, donde vuelve a aparecer el leitmotiv. Un aria para soprano lírica o spinto que requiere gran flexibilidad. La tesitura se mueve entre el Do3 y el Do5, predominando la tesitura aguda. Debe elevarse desde el piano al crescendo  majestuoso de un Si (B). También hubo un rincón para la emoción con el recuerdo a Carmelo Solís que fuera director del Coro del Conservatorio y la presencia de la soprano María Coronada Herrera, profesora de la ejecutante a quien dedico la hermosa aria. Un recital inolvidable.


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