lunes, 16 de enero de 2017

Contratiempo. Efectivo thriller atmosférico

La consabida coletilla de “el público no acude a ver películas españolas” siempre va acompañada de la misma y lapidaria respuesta: Hagan buenas películas. Si el producto ofrecido reúne unos parámetros de calidad, la comunicación boca-oreja (como sucede con esta película) está garantizada. Una sala casi llena junto a estrenos como “La-la Land” o “Comanchería” es síntoma de buena salud. Oriol Paulo no sorprenderá a quienes ya han visionado otro estimable thriller; nominado Goya a la mejor dirección novel; que fue “El Cuerpo”, tambíen en cave claustrofóbica. A partir de aquí, no es demasiado pronto para establecer algunos estilemas del autor: Querencia por el rompecabezas, inclusión de actores señeros junto a jóvenes valores, el flashback y la fragmentación como estética, bandas sonoras atmosféricas, utilización del entorno como un personaje más. “Contratiempo” juega con los resortes del género, incluso utilizando un hitchcokiano Mcguffing (la habitación cerrada por dentro), con claras referencias a “Los Crímenes de la Rue Morgue” de Poe, para jugar con el espectador en un mecanismo de muñecas rusas donde nada es lo que parece. 



El film precisa; como todo thriller que se precie; de la complicidad del espectador para sortear algún pequeño fleco argumental, Homenaje a “Muerte de un Ciclista”, puzzle contrarreloj, deudor de Brian de Palma y ejercicio de interpretación por parte de un enorme Coronado (que repite con el director), la soberbia dualidad de Ana Wagener y la certeza interpretativa de Bárbara Lennie. Mario Casas, mucho más curtido como actor, continúa acusando carencias en el terreno de la dicción. 

Un lastre común a todos los actores procedentes de series “juveniles”, que solo el tiempo y la experiencia llevan a buen puerto. La interpretación es inflexión en la voz, ritmo, declamación correcta, matices. Algo que el resto del elenco posee con creces, y en un film de este género contribuye a la credibilidad del personaje. Un personaje maquiavélico, carente de empatía que requería diversas tonalidades y un aplastante carisma. Oriol arriesga en un juego pirotécnico que sin duda dividirá crítica y público. Referencias a Kubrick (Hotel Overlook), fotografía cuidada de paleta ocres y paisajes nevados, para una montaña rusa donde los detractores serán tantos como los defensores. Banda sonora de factura clásica, efectiva, atmosférica, cromáticamente descriptiva, y mixturada con el entorno fílmico, que llega de la mano de Fernando Velázquez (El Mal Ajeno, Los Ojos de Julia) con la participación de la cantante Zahara en el impactante tema “Nadie va a venir a buscarte”.



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