jueves, 26 de abril de 2018

Disparos de Luz. Orquesta de Extremadura. Coro de Cámara de Extremadura


       




“Menuet Antique” es el primero de los cinco minuetos compuestos por Ravel. Fue compuesto en 1895 e interpretado por su amigo, Ricardo Viñes. La orquestación fue estrenada en 1930. Ravel arregló el original para piano, con su habitual dominio de la orquestación, para un formato que le era habitual. Un anticipo del estilo que se mostraría adelante, de forma más pulida en el movimiento central de su “Sonatina” o en “Le Tombeau de Couperin”. Es una obra con renuncia a las notas sensibles. El Ravel neoclásico, nexo de unión entre las nuevas y viejas generaciones eligió ese lúdico nombre anacrónico (no hubo minuetos antes del siglo XVI). También juguetea con la evitación constante del tono principal, del séptimo elevado en menor, que indica su carácter pretonal. Como casi toda su obra pianística nace o se apoya en la danza clásica y folklórica. No hay que olvidar su querencia por tomar modelos musicales antiguos y reconvertirlos en tipologías completamente nuevas, esa deconstrucción musical de técnica compositiva impecable.  Hay una clara influencia del “Menuet Pompeux" del posromantico Enmanuelle Chabrier, con la tripartita estructura ABA, juntándose los temas del Minué y del trío antes de la recapitulación. Un trío cuyas clausulas ya parecen predecir la "Forlane" de "Le Toumbeau de Couperin". La orquesta pintó con sutileza los colores que demanda esta obra, esas chocantes novenas y séptimas, esa vacilación raveliana entre las obligaciones y austeridades del clasicismo frente al peligro de marchar hacia adelante. .

 

"Sinfonía de Cámara para 23 instrumentos solistas" de Franz Schreker.
Entre sus obras no operísticas destaca su Kammersymphonie in einem Sat (Sinfonía de cámara en un movimiento) para 23 instrumentos, que nos puede servir para acercarnos a la figura del compositor. Compuesta en 1916, la Sinfonía de Cámara se revela como un pequeño microcosmos tanto formal como estilístico, que nos presenta a un Schreker maduro, que tras una intensa búsqueda ha encontrado por fin su propia expresión.
Como se deduce de su autodescripción nos encontramos a un autor con un estilo ecléctico, que aúna elementos del lenguaje postromántico de la tradición alemana (representado por figuras como Mahler, Strauss y las primeras obras de Schönberg) y elementos más adecuados al lenguaje impresionista, como la modalidad, las progresiones no funcionales o la búsqueda de nuevas sonoridades como elementos compositivos en sí mismos, dando lugar a un estilo muy personal y de gran riqueza. Originalmente, la obra constaba de una insólita plantilla: once profesores en la sección de cuerda, siete en la de viento, además del piano, la celesta, el arpa, un armonio y la percusión. El propio Schreker, inseguro, se situaba al fondo de la sala, durante los ensayos, y preguntaba a los ejecutantes cómo les sonaba aquello. Aunque la sinfonía presenta todavía un carácter fuertemente posromántico, la presencia de elementos como la politonalidad le confiere un aire muy moderno para su época.
Un adagio muy breve en su exposición, un claro Scherzo A-B-A y un desconcertante final de éste. Una pequeña coda que sirve para cerrar una obra de compleja estructura formal y a la que la orquesta supo imprimir matices, modulación requerida y cromatismo.
 

"Octubre" de Dimitri Shostakóvich
Shostakóvich escribiría dos obras con el mismo título. La primera es la sinfonía nº 2, op. 14, titulada "a Octubre". Se trata de una sinfonía con un solo movimiento, compuesta en 1927 por encargo de la Comisión del Décimo Aniversario de la Revolución de Octubre. El título original de la sinfonía era "a Octubre: una dedicatoria sinfónica" e iba acompañada de la leyenda "¡proletarios del mundo, uníos!".
La segunda obra es un poema sinfónico titulado, simplemente, "Octubre", op. 131, y fue escrito en 1967 para conmemorar el 50 aniversario de la Revolución.
Después del estreno de “Lady Macbeth de Mtsensk”, que no agradó a Stalin, Shostakovich fue criticado en el inquisidor diario Pravda y amonestado públicamente por crear música burguesa y formalista; se le declaró enemigo del pueblo. Fue degradado moral y económicamente. Sólo unos pocos amigos, entre ellos Sollertinski, salieron en favor suyo.
En el mes de octubre de 1967 se estrena su poema sinfónico “Octubre” Op.131, para celebrar el 50 aniversario de la Revolución. Una pequeña obra de circunstancias en la que emplea diversos temas de anteriores obras. En 1966 Shostakovich era ya intocable; incluso se le nombra miembro del Soviet supremo
Como compositor soviético y miembro del Partido Comunista, le concernía a Shostakovich componer una obra para celebrar el 50 aniversario de la Revolución de 1917. La obra que Shostakóvich presentó fue su lóbrego y tormentoso poema sinfónico: Octubre. Una partitura que arroja serias dudas sobre la dedicación del compositor a la causa. El trabajo comienza con una introducción lenta, citando el tema de apertura de la Décima Sinfonía, como obra escrita en parte como una celebración de la muerte de Stalin. Cuando comienza el Allegro principal, la música semeja mucho a los scherzos de la Quinta y Séptima Sinfonías. Uno fue escrito después de que Shostakovich había sido condenado por el Partido Comunista en la portada de su periódico, Pravda. El otro, teoricamente escrito en respuesta a Terror de Stalin de mediados de la década de 1930. El tema principal del Allegro se basa en una canción que había usado en una película, Volochayevka Days, una canción titulada "To the Partisan". En el contexto de la película, "To the Partisan" trata sobre los luchadores por la libertad contra un régimen represivo; que bien podría tratarse de la dinastía Romanov o el gobierno comunista. Es claro desde su contexto en el poema sinfónico.
El autor utiliza la autocitación para narrar de manera no verbal una pieza de música instrumental. Esto fue algo que Shostakovich acostumbró a realizar durante años. Fue su modo de deslizar un mensaje subliminal entre las líneas. Que Shostakovich elegiría saturar una obra, nominalmente dedicada a la Revolución de Octubre, con citas de una pieza que celebra la muerte de Stalin, dos obras que retrataban su crueldad, y una película sobre insurrectos, nos enfrenta tanto a su habilidad como compositor, como a su capacidad para dibujar lo que él quería que la partitura realmente expresara.


Disparos de Luz. En Memoria de las víctimas de la represión franquista. 1936-2018,
Disparos de Luz, es una obra rabiosamente vanguardista. Encargada por la OEX al compositor José Ignacio de la Peña y basada en los sucesos de agosto de 1936. Con textos del poeta Antonio Gómez y frases intercaladas del reportero Mario Neves. Aquella plaza de toros, hoy convertida en auditorio se transforma en un mensaje lleno de esperanza, un homenaje a la memoria de los que no tienen voz, una victoria sobre el olvido programado. En matemática, la sucesión de Fibonacci es la sucesión infinita de números naturales. 

Si nos fijamos en la escala musical de Sol, veremos que hay 8 notas. Si representamos esto en un piano veremos que las notas de un piano son 5 notas negras, agrupadas en grupos de 2 y 3 notas y otras 8 notas blancas, que si las sumamos con las negras son 13 notas, todos números de Fibonacci. La proporción áurea fue utilizada por compositores como Bartók y Debussy. La obra está influenciada por el Guernica y el triángulo de Pascal con una estructura matemática.

Disparos de luz es una obra de difícil percepción en una primera audición. Recitativos, cuerda frotada con efectos chirriantes, metales y percusión describiendo dolor y dificultoso empaste para las excelentes voces del entregado "Coro de Cámara de Extremadura". Notas secas, descriptivas y de gran emotividad. Casi una cantata profana con la certera e intensa dirección de Jordi Francés.





La Guerra Civil” constituye un programa compacto, de amplia raigambre humana. Hermoso clamor por todos los represaliados y perseguidos. Las víctimas del nazismo representadas por el compositor judío Schreker, la salvaje represión de los sublevados sobre quienes permanecieron fieles al gobierno de la República, y la soterrada denuncia de Shostakóvich sobre la realidad de su país. Esperemos que nunca dejemos de disparar luz en medio de las sombras.

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